Tarareo mi runrún

Es curioso cómo la música que escuchamos, esa cantinela que tenemos detrás todo el día metida en la cabeza y que nos martillea en los momentos más inesperados puede llegar a expresar cómo nos sentimos y cómo decidimos actuar frente a este sentimiento.

Hace cosa de un mes andaba yo tarareando sin parar «Mi unicornio azul» de Silvio Rodríguez, y definitivamente, tal como expresaba la canción sentía que yo también, aunque no tenía claro lo que era, había «perdido» algo.

Al entender tan bien la sensación investigué sobre el origen de la misma pensando que si descubría qué narices se le había perdido a Silvio tal vez podría identificar lo que había perdido yo… (ni que decir tiene que no andaba una muy coherente por aquellas épocas… o sí, según se mire), el caso es que tras una exhaustiva búsqueda resulta que el susodicho cantante se refería a… «la inspiración» y resultó que igual que él… y al pensarlo fríamente… también la había perdido yo.

Fue un triste descubrimiento… ¿qué había pasado? ¿dónde se había metido mi inspiración? ¿la perdí yo? ¿se fue sola? ¿encontrará el camino de vuelta a casa o tendré acostumbrarme a vivir sin ella?.

Pues bien, lamento informar de que transcurrido algún tiempo… no ha vuelto señores, no vuelve, y, aunque la sigo esperando, no puedo pasarme la vida escuchando a Silvio quejarse por haber perdido la suya… así que me he decidido a estar en pie de guerra, y si la inspiración no vuelve… pues a lo mejor soy yo la que no la quiere aquí y si la música me ayuda… pues me he decidido a cambiar la mía… por ésta:

Y ustedes pensarán… ¿y qué tienen que ver los churros con las merinas?

Pues muy sencillo… A Sara, como a Silvio, también le faltaba inspiración para escribir, sobretodo canciones de amor, así que presentó un disco a su compañía discográfica sin ninguna de ellas. Automáticamente la compañía la presionó hasta límites insospechados con rescindir su contrato y le dio un plazo para que les enviase la dichosa cancioncita y la que les he puesto arriba fue su respuesta… básicamente… no nos conocemos desde hace mucho, aún no he decidido si estoy contenta contigo y no te voy a escribir una canción de amor sólo porque tú me la pidas o porque la necesites, tendrás que darme una buena razón para ello.

En fin, que me quedo con Sara, su canción sí es capaz de inspirarme a mí, dejaré los lloriqueos para Silvio…